Nació en Montevideo el 18 de agosto de 1920 en el seno de una familia de artistas.
El padre, Leandro Vilariño, de origen gallego, era anarquista y poeta, y a los cinco hijos de su matrimonio con Josefina Romaní les puso los nombres de Poema, Azul, Alma, Idea y Numen.
Idea Vilariño se convirtió enseguida en una de las figuras más destacadas de la poesía uruguaya con obras como "La suplicante" (1945) y "Paraíso perdido" (1949), dos de sus primeras publicaciones.
Antes de cumplir los treinta años, Vilariño ya era ampliamente reconocida en el Río dela Plata , donde también destacó por su labor en otras disciplinas, como la crítica literaria y la traducción.
Estudiosos de todo el mundo se interesaron pronto por su poesía, aunque Vilariño rechazó durante casi toda su vida promocionar su nombre y fue reticente a comentar sus poemas, la mayoría vertebrados en torno a las temáticas del amor y la muerte.
En un estudio sobre la escritora, el profesor Fernando Casales destaca cómo la poetisa abordó esos temas "inyectándoles savia nueva" y dándoles "luz en formas poéticas que la ubican entre las voces más destacadas de los literatura hispanoamericana".
Vilariño trabajó como profesora de Literatura de enseñanza secundaria desde 1952 hasta el golpe de Estado que implantó la dictadura en Uruguay en 1973. En 1985, con la reinstauración del sistema democrático, la escritora obtuvola Cátedra de Literatura Uruguaya en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad de la República. Vilariño también fue reconocida como compositora de canciones, entre las que destacan tres títulos míticos de la música popular uruguaya: "A una paloma", que fue adaptada por Daniel Viglietti, "La Canción y el poema", musicalizada por el maestro Alfredo Zitarrosa, y "Los Orientales", musicalizada por José Luis "Pepe" Guerra y que interpretaran en su repertorio Los Olimareños.
El padre, Leandro Vilariño, de origen gallego, era anarquista y poeta, y a los cinco hijos de su matrimonio con Josefina Romaní les puso los nombres de Poema, Azul, Alma, Idea y Numen.
Idea Vilariño se convirtió enseguida en una de las figuras más destacadas de la poesía uruguaya con obras como "La suplicante" (1945) y "Paraíso perdido" (1949), dos de sus primeras publicaciones.
Antes de cumplir los treinta años, Vilariño ya era ampliamente reconocida en el Río de
Estudiosos de todo el mundo se interesaron pronto por su poesía, aunque Vilariño rechazó durante casi toda su vida promocionar su nombre y fue reticente a comentar sus poemas, la mayoría vertebrados en torno a las temáticas del amor y la muerte.
En un estudio sobre la escritora, el profesor Fernando Casales destaca cómo la poetisa abordó esos temas "inyectándoles savia nueva" y dándoles "luz en formas poéticas que la ubican entre las voces más destacadas de los literatura hispanoamericana".
Vilariño trabajó como profesora de Literatura de enseñanza secundaria desde 1952 hasta el golpe de Estado que implantó la dictadura en Uruguay en 1973. En 1985, con la reinstauración del sistema democrático, la escritora obtuvo